Emma y Paco

Ella, logroñesa; él, gallego. Buscaban agasajar a sus invitados combinando Galicia y La Rioja a la perfección. Fue una boda llena de hortensias y botellas de vino en el Restaurante La Merced, lugar donde la mejor gastronomía está siempre asegurada.

La ceremonia, muy emotiva, se celebró en la Concatedral de La Redonda con la participación del Coro Sinfónico Juvenil de La Rioja, para mayor emoción de Emma y de todos los allí presentes.

People Producciones capturaron cada momento y cada emoción con sus cámaras.

Carmen y Miguel

Hacienda El Ternero fue el escenario de esta boda tipo cóctel en la que disfrutar y crear ambientes distendidos era la principal premisa de los novios. Querían para su boda un enclave único y se enamoraron del sitio nada más verlo.

Apasionados de la música, sabíamos que debía tener un papel importante a lo largo de SU DÍA.

Pensar en su boda es recordar el concierto de Miguel en el cóctel, su mirada al verla entrar en la iglesia, la salida con “las vueltas de Nájera” un 1 de septiembre en homenaje a la familia de Miguel, la coreografía de su baile de novios, la presencia de símbolos que para ellos habían sido siempre importantes…

Pensar en su boda es, sobre todo, recordarles felices y MUCHO.

Sopa de Ganso trabajó tras el objetivo captando cada momento.

Belén y Jorge

Lo de Belén y Jorge no fue una boda, fue un festival. Y es que no había nada que encajara más con ellos. Ceremonia en la iglesia de Santa María de la Asunción de Navarrete, la misma iglesia donde se habían casado los padres de Jorge y donde exactamente hacía dos años había casado también a su hermano. El restaurante elegido fue La Vieja Bodega en Casalarreina, el mismo restaurante de su hermano, porque se sentían como en casa. Allí les esperaban muchas horas de baile amenizadas por 3 djs, un toro mecánico, y más de 200 invitados que no dejaron de divertirse e intercambiar muestras de amistad y de cariño .

A veces le recuerdo a Belén que en su boda llovió y ella nunca lo recuerda. Esa es, con diferencia, la mejor muestra de lo importante que son las prioridades en estos casos. Su prioridad eran todos los que estaban a su alrededor y su disfrute.

Puravida weddings fueron los encargados de seguir el ritmo del festival detrás de las cámaras.

Paloma y Álvaro

Les llaman “novios de pandemia”. Yo prefiero llamarles novios valientes. Novios con las ideas MUY claras, novios con la fecha de su boda MUY CLARA. Sufrieron todos los imprevistos posibles en medio de la pandemia. La segunda ola explotó, y con ella todos los cambios…, pero nunca se rindieron.

En un principio pensaron en una boda de unos 450 invitados en un restaurante. Dada la situación, un mes antes de su boda les sugerí cambiar el espacio al parking de la bodega propiedad de la familia de Paloma. Para ella era impensable, pero les pedí que confiaran en mí y lo hicieron.

Volvimos a crear desde cero la boda. Una semana antes del gran día…, nuevos cambios y restricciones sanitarias, con el número de invitados limitado a 50. Volvieron a adaptarse y seguimos adelante. El resultado: una boda emotiva, con MUCHO SENTIMIENTO y, sobre todo, con una pareja enamorada disfrutando en cada momento de SU DÍA. Muchas lágrimas pero muchas más sonrisas.

Lorena San José estuvo tras la cámara (¡confinaron a nuestro videógrafo el día previo a la boda!); Espacios Verdes le dio forma a todo lo que habíamos diseñado (Paloma quería otoño rodeada de viñedos y lo tuvo); Catering Echaurren, al mando en la cocina; y el espacio fue la Bodega Marqués de Tomares.

Cuando la confianza y las ganas se alinean el resultado es la boda de Paloma y Álvaro.

Mía y Mauro

Ambos viven en Madrid, por lo que tuvimos que organizar casi todo a distancia. No fue problema. Cuando tengo que pensar en una boda que lo tuvo todo, pienso en ellos.

Ella es un torbellino de energía. Él es la calma a su lado, y juntos son una combinación maravillosa. Se cuidan, SE DIVIERTEN y tienen unas familias que disfrutan de su felicidad  (no os imagináis de qué forma). Su boda fue la mejor muestra de ello.

Llegaron por casualidad y llegaron para quedarse. Su boda en Hacienda El Ternero fue un cúmulo de experiencias. Las raíces filipinas de Mía estaban presentes en cada detalle, sin olvidar que estábamos en una bodega . Y no una bodega cualquiera: 360° de viñedos rodeando edificios del S. XII, XV y XVII.

Espacios Verdes plasmaron con flores silvestres todo lo que habíamos pensado para ellos, hubo música de principio a fin, un cóctel mirando a los viñedos, comida en un monasterio antiguo, Catering Echaurren dando un servicio para casi 400 comensales, un baile de las manos de Hey Mickey y todo bajo el objetivo de Patri de Patricia with Love.

Roxana y Anthony

Él es ‘mi Lord’. Así le llamo porque no deja de ser un caballero ni un solo momento. Siempre pendiente de ella. Él es californiano, ella rumana pero con una historia que hizo que San Sebastián fuera claramente el lugar elegido para celebrar su boda. La Torre Satrústegui sería el escenario elegido con unas vistas a La Concha de escándalo.

Una temática de viajes para hacer un guiño a sus invitados venidos de todas partes del mundo fue el hilo conductor de toda su boda. Organizar su día viviendo ellos en California fue un reto, pero ver sus caras y la de sus invitados bien mereció la pena.

Ana y Pablo

Optamos por una boda en el restaurante La Merced para darle un giro en decoración, y aunque había que mantener esa esencia de gastronomía excelente, queríamos que fuera distinta porque ellos son distintos. Había que hacer algo especial.

Fue una fiesta en la que estaban cuidados todos y cada uno de los detalles. Porque otra cosa no, pero a detallistas no les gana nadie. Buscábamos que todas las necesidades de los cerca de 350 invitados estuvieran cubiertas y…, está mal que lo diga, pero así fue.

Una tómbola, un GIN BAR, un salón en medio del jardín, barricas por doquier, un seating plan ideado por el novio que no podía ser más original y recordar más a él, una comida impecable, MUCHOS amigos… Unos proveedores y unos invitados de diez fueron la combinación perfecta para conseguir contar otra historia. Su historia. Está muy bien eso de volver a casa con agujetas en la cara porque no les puedes ver más felices.

Ana e Íñigo

Esta fue una boda sorpresa porque me llamaron con solo tres meses de antelación. Fue un regalo. Son una de esas parejas que marcan por lo clara y cercana que es ella y por la sonrisa y la tranquilidad eterna de él. Fue la boda de LA CEREMONIA. Una cena entre viñedos para demostrar que menos es más, que el entorno marca y determina lo que sí y lo que no.

Una fiesta era lo que querían y así fue, amanecía y nos despedimos de un gran día. Un día que no se olvida. Con esa clase de novia que siempre dice “yo me caso mañana otra vez”. Y que yo lo vea.

Marta y Jorge

Marti y George fueron mi primera pareja. Los primeros en confiar en mí y en lo que podría hacer casi antes de que yo misma lo supiera. Son especiales. Siempre lo han sido y su boda no podía ser menos. Fue un reto y un logro. Todo en uno.

El lugar, una bodega con un entorno inigualable, pero sin una tradición de bodas a sus espaldas.

Fue la boda de las hortensias, del eucalipto, del mimbre, del vino. La boda de lo natural, de la música (porque un cantante como mi George no podría dar menos de sí en su boda), de los amigos, de la familia (y qué familia). Una gastronomía muy cuidada en un espacio único con una carpa que nos sirvió para resguardarnos mientras llovía. Porque llovió, sí…, pero qué más da eso cuando una boda tiene todo lo necesario para ser recordada. Cuatrocientas ochenta personas disfrutaron de la boda de los sueños de Marta y Jorge y yo disfruté del que sería el comienzo de todo.

Cristina y Javier

Él es ‘el Rubio’, un terremoto de persona pero con las ideas muy claras. La organización de la boda empezó sin la novia porque aún no estaba en La Rioja, así que fue con Javier con quien comenzó la búsqueda y filtrado de localizaciones, de forma que la boda ya apuntaba maneras de ser distinta desde el principio.

La novia es Cris, además de un bellezón, una mujer perfeccionista y detallista hasta el límite. Y eso se dejó notar. Fue la boda de los espejos escritos, de las lágrimas, de las risas, del concierto, de las madres, de las sorpresas y de los bailes. Una boda muy ellos. Una de las más emotivas que puedo llegar a recordar, porque su historia se respiraba en cada rincón.