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Marta y Jorge

Marti y George fueron mi primera pareja. Los primeros en confiar en mí y en lo que podría hacer casi antes de que yo misma lo supiera. Son especiales. Siempre lo han sido y su boda no podía ser menos. Fue un reto y un logro. Todo en uno.

El lugar, una bodega con un entorno inigualable, pero sin una tradición de bodas a sus espaldas.

Fue la boda de las hortensias, del eucalipto, del mimbre, del vino. La boda de lo natural, de la música (porque un cantante como mi George no podría dar menos de sí en su boda), de los amigos, de la familia (y qué familia). Una gastronomía muy cuidada en un espacio único con una carpa que nos sirvió para resguardarnos mientras llovía. Porque llovió, sí…, pero qué más da eso cuando una boda tiene todo lo necesario para ser recordada. Cuatrocientas ochenta personas disfrutaron de la boda de los sueños de Marta y Jorge y yo disfruté del que sería el comienzo de todo.

¿Tú también quieres vivir un día más que especial?

Escríbeme cuanto antes y empezaremos a trabajar juntos para hacerlo realidad