Esta fue una boda sorpresa porque me llamaron con solo tres meses de antelación. Fue un regalo. Son una de esas parejas que marcan por lo clara y cercana que es ella y por la sonrisa y la tranquilidad eterna de él. Fue la boda de LA CEREMONIA. Una cena entre viñedos para demostrar que menos es más, que el entorno marca y determina lo que sí y lo que no.
Una fiesta era lo que querían y así fue, amanecía y nos despedimos de un gran día. Un día que no se olvida. Con esa clase de novia que siempre dice “yo me caso mañana otra vez”. Y que yo lo vea.