Ramira fue un regalo que llegó en el mejor momento. Es una mujer de que celebraba sus 100 años llena de energía y vitalidad. Había pedido tener una fiesta como si fuera una novia para conmemorar tantos años…, y la tuvo. Su familia, en especial su nieta Elvira, se volcó para que tuviera todo lo que pudiera hacer sentir especial.
Entró a la ceremonia del brazo de todos sus hijos y sus bisnietos leyeron para ella. Después disfrutó de un cóctel lleno de flores, de las cuales es una enamorada, rodeada de fotografías que contaban su vida. Al acabar, le esperaba una comida junto a todas las personas que la quieren en el Hotel Victoria, a cuyo comedor entró al ritmo de ‘Viva España’. Finalizó el día con un concierto privado de manos de la Orquestina Anarcoyeyé.
En su discurso de agradecimiento reconoció que con ese día había cumplido su sueño, que no quería que nadie le deseara que viviera muchos más porque ya no le hacía falta: había vivido mucho más de lo que cualquiera podríamos habernos imaginado y además había vivido muy bien, y este era el broche final.
Ramira es la novia que todos desearíamos tener cada fin de semana y es el mejor ejemplo de que la vida hay que exprimirla al máximo.