Otra “pareja de pandemia” que tenían claro que sus abuelos debían estar en su boda y temían que eso no llegara a pasar si esperaban un año más. Cuestión de prioridades. Teniendo esto como premisa, sólo nos quedaba adaptarnos al máximo sin perder la esencia de ambos. Su frescura, sus ganas de disfrutar y de hacer que sus invitados se divirtieran en todo momento dieron como resultado una boda emotiva y divertida a partes iguales.

Patriwithlove captó una memorable entrada de la novia del brazo de su abuelo de más de 90 años, que por un momento dejó a un lado su silla de ruedas para llevar a cabo uno de los paseos más importantes de la vida de su nieta.  De la Iglesia de San Martín en Entrena pasamos a la Hacienda El Ternero, donde Catering  Echaurren se esmeró en la cocina. Un bingo con premios y un concierto para abrir el baile consiguieron que los últimos autobuses se marcharan llenos.

Una boda necesaria tras tantos meses de confinamiento para demostrar que, si se quiere, se puede.