Silvia Hernández, su hermano Ricardo y su padre, fundador de Calzados Pitillos, llevaban mucho tiempo gestando una fundación solidaria que les permitiera aportar un granito de arena en beneficio del pueblo que les había visto crecer, Arnedo. La fundación llevaría el nombre de Francisca Bretón, en homenaje a la madre de Silvia y Ricardo.
Tras mucho tiempo imaginándolo, llegó el momento de darle forma a la gran inauguración, y solo un mes antes marcamos una fecha para evitar que se dilatara en el tiempo. Fue un evento con ornamentación sobria pero con mucho trasfondo y protocolo que seguir. Se llevó a cabo en el Teatro Cervantes de Arnedo, y contó con la representación del Gobierno de La Rioja para apoyar un proyecto que ayuda cada día a muchas personas vulnerables. Desde la Fundación implementan proyectos de carácter social y apoyan la investigación y la divulgación sociosanitaria en todos los ámbitos de interés y de impacto real en la comarca de Arnedo. Ese día quedó patente que el legado de Francisca Bretón estaba allí para ayudar y había venido para quedarse.